Los países de la Unión Europea (UE) acordaron los contingentes arancelarios autónomos para la importación de productos pesqueros procedentes de terceros países en los próximos dos años, 2019 y 2020, entre ellos las anchoas o merluzas congeladas o bacalao, destinados a la transformación.
Se trata de un reglamento que abre los contingentes arancelarios autónomos de la UE de determinados productos y establece normas para la gestión de los mismos, “con el fin de garantizar su competitividad sin perjudicar a los proveedores de la UE”, afirmó la ministra de sostenibilidad austríaca, Elisabeth Köstinger, cuyo país que representa al Consejo este semestre.
El texto cubre un determinado número de productos pesqueros para los que se reducirán o suspenderán los derechos en un volumen limitado, específico a cada especie.
Se incluyen volúmenes para productos principalmente destinados a la transformación, de especies como el bacalao y el bacalao polar -frescos, refrigerados, congelados, salados o en salmuera- merluza congelada; cola de rata azul congelada; anchoas; surimi; abadejo de Alaska; peces planos; vainas; calamares y potas; camarones y gambas, egelfino; colas de cangrejo de río y langostas.
En las últimas dos décadas, la UE se ha vuelto más dependiente de las importaciones de terceros países para satisfacer su demanda de productos de la pesca y la acuicultura. El Consejo considera que esto se debe a que estos productos no se producen en la UE o a que no se producen en cantidades suficientes para lo que es el mayor mercado del mundo en términos de valor.
El reglamento de los ATQ cubre un cierto número de productos pesqueros para los cuales, por un volumen limitado, se suspenderán o reducirán los aranceles de importación.
Los aranceles y volúmenes de los contingentes son específicos para cada producto. Los contingentes arancelarios solo se otorgan a aquellos productos que se importan para su posterior procesamiento en la UE.
Los contingentes arancelarios serán administrados por la Comisión y los Estados miembros de acuerdo con el sistema actual de gestión de contingentes arancelarios, que opera por orden de llegada.
Este reglamento entró en vigor en diciembre, una vez se publicó en el Diario
Oficial de la Unión Europea (DOUE), y se aplicará entre el 1 de enero de 2019 y el 31 de diciembre de 2020.
Cepesca
El sector pesquero ha mostrado su rechazo al incremento del volumen de importaciones de pescado con arancel cero a la Unión Europea, fijado en 750.000 toneladas para el período 2019-2020. El sector ha manifestado a través de Europêche, de la que forma parte Cepesca que si bien no se opone a una cantidad racional de este tipo de importaciones justificada por la demanda en el Viejo Continente, la situación del sector ha cambiado, ya que la recuperación de los stocks en los caladeros en los que operan las flotas de la Unión permite abastecer a la industria transformadora europea y asegurar así los productos de mayor calidad y con más altos estándares.
El sector pesquero apunta que estas importaciones no han parado de crecer desde 1992, año en el que se aprobaron para seis especies y 43.000 toneladas, frente a las 750.000 toneladas antes mencionadas y 15 especies, tales como abadejo, atún o bacalao. Por otro lado, el sector también recuerda que estas importaciones, también impacta en los puestos de trabajo de la industria europea y obliga al sector pesquero europeo a vender su producto en otros mercados internacionales en los que puedan obtener mejores precios.
Por último, y según apunta Europêche, estas importaciones de productos pesqueros son independientes de su origen, modo de producción, sostenibilidad del stock, normas laborales o incluso legalidad o no de la actividad pesquera. Para Europêche estas importaciones sólo tienen como propósito obtener un mejor precio de los productores no pertenecientes a la UE, al tiempo que ejercen presión sobre los precios y el empleo de los productores europeos.
Según Javier Garat, presidente de Europêche y secretario general de CEPESCA, “ya no podemos garantizar el acceso privilegiado al mercado de la UE a productos que no respetan los estándares sociales y ambientales, como los suministrados por China o Tailandia”.
“No es aceptable, que los países vinculados a la pesca ilegal se beneficien del acceso preferencial a los mercados; debería ser más bien lo contrario. La UE está enviando un mensaje equivocado a la comunidad internacional pesquera que ha hecho poco o nada por la sostenibilidad de las poblaciones de peces y el respeto de los derechos humanos a bordo”.