La población de anchoas menores de un año que habita en estos momentos en las aguas del golfo de Bizkaia se sitúa en unas 114.000 toneladas, una cantidad inferior a la media histórica, pero que se mantiene en “niveles saludables”.
Esta es la principal conclusión de la campaña científica Juvena 2019, el estudio de seguimiento anual de biomasa de juveniles de anchoa realizado por el centro tecnológico vasco Azti.
Esta entidad explicó en un comunicado que, a pesar del descenso detectado, la abundancia de anchoa se encuentra en “niveles saludables” y no se vislumbra un “escenario de riesgo para la campaña de pesca de 2020”.
De hecho, hay que tener en cuenta que a estos ejemplares hay que sumarles los supervivientes de la población adulta en 2019, que se situó en máximos históricos, recordó el investigador Guillermo Boyra, responsable del estudio.
Para recabar los datos de Juvena, los investigadores de Azti se embarcaron en el mes de septiembre 2019 a bordo de los buques oceanográficos “Emma Bardá” y “Ramón Margalef”, pertenecientes a las flotas de la Secretaría General de Pesca y del Instituto Español de Oceanografía, respectivamente.
Durante el estudio, los expertos emplearon sistemas de ultrasonidos para detectar la abundancia de anchoas. El análisis de los ecos recibidos permitió establecer tanto la biomasa de juveniles –114.000 toneladas–, como su localización –distribuida tanto por la plataforma continental como por el talud–.
Además, las pescas realizadas durante el recorrido hicieron posible determinar el tamaño medio de los juveniles, que se sitúa en unos 6,1 centímetros, precisó la misma fuente.
Boyra señaló que “las estimaciones de la campaña Juvena 2019 anticipan un reclutamiento medio bajo, sin que ello implique entrar en una zona de riesgo para la pesquería”.
Desde una perspectiva histórica, los reclutamientos registrados desde 2014 eran “muy altos, todos muy por encima de la media” y el esperado para la campaña de pesca 2020 es “similar a los ocurridos a comienzos de esta década y en los noventa”, recalcó Boyra.
El experto señaló que conocer cuántos juveniles de anchoa hay en otoño permite anticipar cuántos ejemplares llegarán a adultos en la primavera y verano siguientes, período en el que tiene lugar la reproducción y se produce la pesca.
Los datos arrojados por la campaña Juvena permiten efectuar recomendaciones a las autoridades pesqueras y, en caso de que las cifras lo aconsejen, abrir o cerrar la pesquería y recomendar el total admisible de capturas para la temporada siguiente.