La literatura académica respecto a las pesquerías hace mención a las dinámicas del recurso; a las condiciones de acceso y distribución de las poblaciones de peces; y a las decisiones que comportan la asignación del esfuerzo y el lugar donde se va a pescar. Es decir, los pescadores han de seleccionar y cuantificar el esfuerzo técnico y empresarial que van a invertir en la extracción y en la selección de los lugares de pesca. Sin embargo, en la mayoría de los estudios llevados a cabo hasta el momento, apenas se hace referencia a dos mecanismos básicos mediante los cuales las comunidades costeras se pueden convertir en zonas exitosas y atractivas para el sector pesquero. Nos referimos a las dinámicas de cooperación entre pescadores y al rol de los líderes en el campo pesquero.
No cabe duda que los líderes deben ser el ejemplo a seguir; esto es, en un principio deben convertirse en los guías, pues mayoritariamente se desenvuelven bajo los parámetros de un comportamiento racional. Efectúan cuatro funciones. Por la primera, contribuyen a hacer conciencia de cara a los demás y actúan con claridad sobre los desafíos que plantean los grupos de pescadores. En segundo término, los líderes han de poseer la capacidad de convencer a los demás de que pueden llegar a beneficiarse en caso de emprender acciones concertadas. En tercer lugar, los líderes muestran el ejemplo; es decir, el camino a seguir para cumplir con los códigos de buen gobierno. Y, finalmente, los líderes han de garantizar la imparcialidad y la mayor justicia tanto en el diseño como en el cumplimiento de las reglas.
En este sentido, la presencia de los líderes resulta necesaria para activar el capital social y lograr hacer productivo, en términos de desarrollo económico, el progreso de una comunidad. Asimismo, los líderes promueven la participación democrática a fin de mantener aquellas estrategias más coherentes y cooperativas. En un principio, no es fácil detectar la presencia de líderes y que éstos asuman el rol que les corresponde. No obstante, resultan imprescindibles por varias razones. Dada la complejidad del ejercicio extractivo, los líderes pesqueros han de ejercer funciones de emprendedorismo social e institucional; han de saber manejarse con habilidad ante los retos de los cambios y los desafíos derivados de las perturbaciones exógenas; y han de saber conectar ante las instituciones públicas, en la medida que poseen altos niveles de legitimidad. Finalmente, sus actitudes resultan relevantes de cara a poder influenciar en el comportamiento de los demás participantes; y, a partir de aquí, lograr mantener una acción colectiva exitosa.
Convencer a los seguidores significa evitar el race-to-fish; esto es, la carrera por pescar. Proceder a liderar “mediante el ejemplo”, significa poner de manifiesto la apuesta por una racionalidad colectiva frente al individualismo productivo. El líder no es aquél que quiere ser el primer jugador en una situación secuencial; sino aquél capaz de movilizar un número suficiente de seguidores en un propósito que requiere de coordinación de esfuerzos y de comportamientos.
Estos razonamientos son imprescindibles a la hora de plantearse los retos actuales. Hoy en día, los desafíos formulados en la Política Pesquera Comunitaria están claros: implantación del rendimiento máximo sostenido en la mayoría de los stocks; eliminación total de los descartes; y la obligatoriedad de comunicar y descargar las capturas. A partir de aquí, los interrogantes que se plantea el sector son innumerables y complejos; a la vez que las soluciones muy difíciles de implementar. De ahí la trascendencia de poder actuar de manera coordinada y de poder decidir sobre el cuánto pescar y el dónde ir a pescar. Para más tarde, verificar las opciones de la interacción de los pescadores y el rol de los líderes.
En un célebre trabajo fechado en 2013, Cárdenas, Janssen y Bouquet, explican el juego de la pesca en el que se recrea una situación en las que los individuos deben tomar decisiones respecto al aprovechamiento de un recurso pesquero. En cada ronda del juego, los practicantes deben decidir dónde pescar y cuánto esfuerzo ejercer en la pesca. Pueden elegir entre dos sitios de pesca (A y B) y pueden escoger entre tres niveles de esfuerzo (elevado, mediano y escaso). La cantidad de pesca extraída depende de la disponibilidad del recurso en el sitio de pesca. Esto es, si es alto o bajo, depende del nivel agregado de esfuerzo de pesca en dicho sitio. Dicha circunstancia va modificándose a lo largo de varias rondas de elección por parte de los jugadores. Entonces, el esfuerzo dedicado a la pesca en una ronda va a depender de los comportamientos previos del grupo de pescadores en apuestas anteriores. Se efectúan varias rondas y partir de la tercera, a los miembros de cada lugar de pesca se les permiten intercambiar opiniones entre sí; y, en consecuencia, pueden articular estrategias de selección y de gestión frente a los demás. Es como la vida misma.
El objetivo del juego radica en observar si la posibilidad de comunicación entre pescadores facilita que las acciones de los mismos puedan llegar a coordinarse entre ellos para lograr mejores resultados. Además, con el desarrollo del juego se puede verificar si dicho efecto positivo de la comunicación, en el manejo de los recursos naturales de uso común, está siendo influenciado por una posición clara y responsable emanada desde un liderazgo.
A partir del diseño del juego se han probado tres tipos de reglas en la acción colectiva. La primera, es la relativa al acceso aleatorio al recurso. La segunda, hace mención a la rotación en el acceso. Y la tercera, hace referencia a una cuota de esfuerzo vigilada y sancionada por una autoridad externa. Las tesis de los investigadores sugieren que las reglas son ineficientes para generar cooperación y mejora en lo que respecta a la disponibilidad del recurso, debido a las características de los contextos locales y a la escasa credibilidad y confianza en las autoridades locales y nacionales. Los mencionados autores, sin embargo, recomiendan nuevos contextos, tales como explorar los efectos de la comunicación y, en especial, los efectos de los líderes en la adopción de decisiones.
Algunos ejemplos de pesquerías localizadas en países costeros del Pacífico han seguido las recomendaciones del juego de la pesca. Los resultados han sido satisfactorios. Se ha mantenido un alto nivel de stocks en lo que se refiere a los recursos pesqueros; la comunicación entre productores ha sido efectiva y ha logrado reducir el esfuerzo total del grupo; se ha demostrado la importancia que tiene el logro de acuerdos para lograr una coordinación de acciones; y, finalmente, el efecto de la actuación de los líderes tiene un impacto positivo en la gestión siempre que haya mucha comunicación entre los miembros del grupo.
Plantear estas opciones, derivadas del estudio mencionado, puede ser beneficioso para el sector pesquero, máxime en este año 2018, en el que se deben abordar no solo los aspectos derivados de la aplicación de la PPC; sino que debemos añadir los nuevos desafíos que plantea el Brexit, los intercambios comerciales mundiales, el dumping social, la piratería, las controversias sobre los eco-etiquetados y los descensos de consumo. En resumen, en ocasiones, los juegos sirven para abordar los problemas y desafíos reales.