El tiburón mako, también conocido como marrajo común o dientuso, puede llegar a alcanzar los 4,5 metros de longitud vivir más de 30 años. Esta especie, que entre otras ubicaciones se puede encontrar en el golfo de Bizkaia, está clasificada actualmente por la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN) como “en peligro de extinción”. La última evaluación realizada por ICCAT la considera en estado de sobreexplotación.
Por este motivo, la labor investigadora es fundamental para aportar nueva información crítica sobre sus movimientos y comportamientos que pueda ayudar a la conservación y recuperación de especies de tiburones como el mako, claves en los ecosistemas marinos y también de interés comercial.
Con el reto de evitar su captura incidental en el golfo de Bizkaia, el Centro Tecnológico AZTI trabaja desde 2023 en un estudio que monitoriza diferentes ejemplares de tiburones y que el año pasado, por primera vez, ha conseguido marcar una hembra de tiburón mako de 1,4 metros de longitud. Este ejemplar ha sido bautizado como Amalur, que significa “madre tierra” en euskera, en un gesto que subraya la importancia de esta especie como parte integral del equilibrio de los ecosistemas marinos.
“Colocamos dos tipos de marcas satelitales en este ejemplar a mediados de agosto para obtener información de sus movimientos tanto horizontales como verticales. En este momento se encuentra de ruta hacia el sur, dejando atrás la isla de Madeira, Portugal. Una de las marcas, emite su posición en tiempo real cada vez que el tiburón asoma a la superficie”, explica Maite Erauskin-Extramiana, investigadora de AZTI experta en gestión pesquera.