El Mediterráneo ha cobrado una importancia especial en la cartera de los políticos desde que el pasado verano los informes científicos con datos de nuevas evaluaciones de stocks (unas 30 especies) revelaban que un 93 por ciento de esas especies estudiadas estaban en situación de sobreexplotacion. A partir de ese momento se ha puesto sobre la mesa la necesidad urgente de revertir esa situación mediante un cambio en la gestión de nuestro mar.
Uno de los mayores retos a los que en el sector pesquero nos enfrentamos es el de fomentar una actividad pesquera más selectiva promoviendo cambios antes de que vengan las normativas de la administración a imponernos medidas que puedan ser muy drásticas, poco ajustadas a la realidad local de cada uno de nosotros, y con poco efecto solucionador del problema que se aborda, como lo demuestra que tras el enorme esfuerzo de reducción de flota de los últimos años, la evaluación científica no muestra que haya habido ninguna mejora.
Por ello, y siguiendo los principios de regionalización que ya incluye la Política Pesquera Común, desde el sector hemos iniciado pasos muy importantes que esperamos que contribuyan en mejorar el estado de las poblaciones de peces que nos sirven de sustento, ya que el pescador es consciente de que el Mar Mediterráneo necesita un periodo de mejora, pero que las soluciones que llegan impuestas desde la Administración sin ningún tipo de participación de los protagonistas diarios del mar, están abocadas al fracaso tal y como las recientes experiencias han constatado.
Necesitamos que el cambio al que nos enfrentamos hoy sea productivo en sus resultados puesto que implica mucho sacrificio por parte del sector pesquero. La nueva PPC tiene como imperativo el garantizar el compromiso de los actores/pescadores con el proceso de caminar hacia una pesca más sostenible y sus resultados.
En consonancia con este objetivo de la UE, se propone la participación de los propios interesados en la gestión pesquera y la reducción de descartes, y es así como desde las organizaciones/asociaciones de productores pesqueros estamos actuando para contribuir con la regionalización en la política y gestión pesquera.
Si bien es cierto que las capturas de los últimos años han mostrado datos peores que los de hace una década, también es cierto que hay divergencias entre los resultados que los informes científicos han reflejado y la realidad que nosotros tenemos en nuestro caladero. Así, por ejemplo, del ranking de especies más sobreexplotadas en la zona GSA 01 (Mar de Alborán), la gamba roja aparece en sobreexplotación, y sin embargo, nuestras capturas (en base al esfuerzo pesquero) no han disminuido y podemos decir que este recurso en nuestro caladero no parece tener la situación del informe.
Hay que tener en cuenta que los muestreos que se han realizado no abarcan el total de la zona y deben tener una componente de aleatoriedad. Por ello, nuestro sector pide a la Administración que lleve a cabo un estudio más profundo de la gamba roja en el mar de Alborán y así poder estar seguros que los datos que se obtengan son los correctos a este crustáceo en esta zona, además, este conocimiento serviría para poder aplicar incluso un plan de gestión local para esta especie, iniciando así una forma de pesca sostenible y responsable acorde con los principios de la política pesquera común.
Sin embargo, todo esfuerzo que hagamos desde el sector pesquero para mejorar la situación del mar Mediterráneo va a ser en balde si la Administración y la industria no asume también su responsabilidad y corrigen los impactos que se generan desde costa y que van a parar al mar. Hoy es muy urgente aplicar la estrategia marina sin dilación y gestionar de una forma ecosistémica no solo los recursos marinos sino todo el espacio marino y sus elementos.
Los residuos químicos que van a parar al mar, los plásticos y basuras que generamos acaban también en los fondos del mar, los vertidos incontrolados o sin tratar adecuadamente son puntos negros fatales para la vida marina y por tanto para el pescador.
Pero a estos factores hay que añadir la pesca ilegal que perjudica enormemente a la economía del pescador y a las especies pesqueras, la pesca recreativa irresponsable o no controlada que muchas veces enmascara pesca ilegal, y la competencia desleal que supone el pescado de terceros países que llega a nuestro mercado sin las medidas sanitarias y legales que el pescado español cumple, por lo que resulta un pescado más barato, de peor calidad, y que el consumidor puede comprar por tenerlo más fácil.
A todo esto la Administración debe responder inmediatamente, apoyando al pescado fresco de bajura con un IVA reducido que ayude a mejorar la competitividad, y controlando a aquellos que bajo la capa de furtivismo están saqueando el mar y vendiendo de forma ilegal.
En la Organización de Productores Pesqueros de Almería (OPP71), hemos puesto en marcha un proceso participativo de la flota de bajura de arrastre, cerco, enmalle y palangre para lograr un compromiso e involucración del sector, que esté más de acuerdo con medidas a aplicar, y con mayor esperanza de que estas medidas conlleven un efecto positivo sobre el estado del Mediterráneo.
De esta forma, pensamos, que podremos evitar la frustración actual en la comunidad pesquera que tras los esfuerzos llevados a cabo en estos años y que fueron impuestos por la Administración, no han dado ningún fruto.