En la cuarta edición del encuentro “Diálogo Social”, celebrado en Vigo y organizado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) se realizó un llamamiento para acabar con la precariedad laboral y el trabajo no digno en el sector pesquero. También se puso sobre la mesa la estrecha interrelación existente entre el trabajo esclavo y la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), que se encuentra directamente vinculada a las condiciones laborales, además de suponer una amenaza para los ecosistemas marinos y el bienestar de las comunidades pesqueras.
En este contexto, la ‘Norma Atún de Pesca Responsable. Buques cerqueros congeladores’ (APR, UNE 195006) certificada por AENOR para la flota de la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC) se ha convertido en una oasis de innovación y en precursora de las relaciones socio-laborales que deben imperar no solo en la pesquería del atún tropical, sino en el conjunto del sector pesquero mundial. Desde esta perspectiva, la norma APR garantiza el cumplimiento de las mejores prácticas de control y socio-laborales, dos aspectos fundamentales para cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 de conservación y uso de los océanos, mares y recursos marinos y, de manera específica, con el epígrafe referente a la erradicación de la pesca INDNR en el horizonte del año 2020.
La Norma APR asegura el control de la actividad pesquera, las buenas prácticas a bordo de los buques para una pesca responsable, el cumplimiento de condiciones sociales y de seguridad en el trabajo conforme al Convenio 188 de la Organización Internacional del Trabajo y el control marítimo y sanitario; unas condiciones de las que ya se benefician los más de 2.000 miembros de las tripulaciones de OPAGAC en cualquier parte del mundo donde navegan los buques de esta organización. Para conceder este certificado, se auditó que los buques atuneros cumplían con las distintas exigencias laborales incluidas en la Norma, que garantizan retribuciones salariales mínimas, horas de descanso, atención médica, prevención de riesgos laborales, seguridad social de las tripulaciones y, también, el derecho a la negociación colectiva.
A día de hoy, la totalidad de las capturas de la flota atunera española agrupada en OPAGAC cumple la Norma APR tras la obtención, a finales del año pasado, de este certificado por parte de los 46 barcos de su flota. En total, se trata de 400.000 toneladas de atún tropical, un 8% del volumen mundial de capturas de esta especie y, con ello, OPAGAC ha cumplido el compromiso de certificar todas las capturas de sus buques, que anunció en la Conferencia Our Ocean, celebrada en octubre pasado.
Además, la norma APR tiene otras derivadas. El cumplimiento garantiza a distribuidores y consumidores que sus capturas están respaldadas por los mejores estándares posibles, más allá incluso de las exigencias legales. En este sentido y dado que el futuro de la pesquería del atún tropical, así como la del resto de especies, depende no sólo de la sostenibilidad medioambiental, sino también de la social, el objetivo de OPAGAC es convertir la norma APR en un referente mundial para fijar las exigencias mínimas al atún importado al mercado europeo.
Con la norma APR de Atún de Pesca Responsable, el sector pesquero español y, específicamente, su flota atunera garantiza una actividad pesquera sostenible y también responsable, y marca la ruta para conseguir erradicar la pesca ilegal, una lacra que no solo pone en riesgo la actividad de flotas que, como la europea, cumplen escrupulosamente con la legalidad, sino también la sostenibilidad medioambiental y los recursos pesqueros.
Como indicó el representante de la Santa Sede, Monseñor Fernando Chica, en el encuentro sobre Diálogo Social, “el fin último es salvaguardar en nuestros mares la legalidad que ha sido durante siglos signo de libertad. Eso pasaría sólo si se promoviera una vigilancia de la contratación laboral por parte de los países”.
Cuando hablamos de sostenibilidad ambiental, tenemos que hacerlo también de sostenibilidad social. Ante un mundo cada vez más globalizado, todas las medidas y disposiciones tienen que estar basadas en las mismas normas de juego competitivas. Aquellos que no las cumplen están en ventaja, pero entre todos tenemos que quitársela.